En la parte social, me interesan las
personas que al saber lo de mis hijos, llegan con total empatía y con voces de
solidaridad; aclaro, no busco sentimientos de pesar, lastima ni menos
misericordia, busco llevar mucha concienciación sobre lo que es Autismo y
ayudar a muchas personas con la condición y a sus familias. No faltan las personas que ignoran del tema, trato
de educar, orientar a aquéllas que se dejan y colocan una total disposición;
hay otras personas llenas de tabúes, mitos y muchas mentiras, igual trato de
educarlas, pero algunas no se dejan y por el contrario, tratan de agredir,
insultar. A estas últimas las ignoro,
pero siempre estaré ahí cuando en realidad deseen escucharme.
Como en todo, también mis hijos
poseen sus necesidades y muchas veces nos vemos huérfanos ante la falta del
Estado para el cubrimiento de las mismas, donde en algunas oportunidades a
nosotros, los padres, nos toca sufragar y realizar mil malabares con tal de que
nuestros hijos obtengan una mínima atención de tipo integral. El Estado debe aumentar el cubrimiento de las
mismas con total Calidad, Eficacia y Eficiencia.
Busco mucho ayudar a otros, no solo a
las personas con Autismo y sus familias, sino también a muchas personas con
discapacidad; empoderarlas es una de las mejores herramientas a utilizar en
busca de la defensa de los derechos fundamentales, con el objetivo final de
obtener una mejor Calidad de Vida. Nuestros
hijos no deben ser invisibles; son sujetos de Derechos y también de Deberes, no
son personas de segunda, deben ser incluidos en todos los aspectos del diario
vivir.
También pienso mucho en aquellos
padres de familia donde la negación de un diagnóstico es más importante que su
hijo, ¿acaso con negarlo aporta en su desarrollo?; como padre entiendo muy bien
el duelo que se vive, pero este no debe ser eterno, entre más días pasan menor
es el tiempo disponible para iniciar una intervención temprana valiosa, donde más
adelante se obtendrían avances muy importantes.
Imposible negar que he pensado mucho
en el futuro de mis hijos, cuando nosotros los padres no estemos, ¿Qué será de
ellos?; la respuesta es brindar las herramientas y recursos necesarios, para
que ellos obtengan las habilidades necesarias de la vida, tanto en el área
personal, laboral y en general en la sociedad. Nuestros hijos si pueden,
confiemos en ellos, vayámoslos soltando poco a poco, así podrán ellos mismos
elevar su confianza, su autoestima y se sentirán muy útiles.
Si me gustaría que todas las familias
no solo de acá de Colombia, sino también a nivel Latinoamericano, seamos más
unidas, al fin y al cabo, nos une el mismo propósito: nuestros hijos.
Desafortunadamente se mueven muchos intereses, creencias, paradigmas que han
bloqueado una fructífera sinergia. No pierdo la esperanza de que esa unión
finalmente se realice en medio de una buena taza de café.
Algo muy doloroso que pasa es cuando
las familias esconden a una persona por tener Autismo; debemos cambiar el chip
cultural, ellos no serán niños para siempre, necesitarán de su entorno para
ejercer su crecimiento emocional, físico, social, cultural, deportivo,
recreacional, cognitivo, intelectual; les aseguro que el cambio positivo es muy
bueno al incluirlos en la sociedad.
No sé, cómo padre de familia, que
esté pensando en estos momentos de su hijo (s), la decisión está en sus manos,
pero de algo yo si estoy bien seguro: que no vivo del qué dirán. Actúe con decisión, pero plenamente informado,
recordemos que los mercaderes del Autismo están al acecho como
buitre por su presa.
Espero haber dejado en su ser una
palabra de aliento, puede que algunas frases sean fuertes, pero no puedo callar
ante tanta vulnerabilidad que vivimos las familias de algún ser con Autismo y
con discapacidad. Mucho ánimo y pa'delante
que para atrás asusta.
¡Gracias por leerme!