Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Salud Mental es: “..Estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad. En este sentido positivo, la salud mental es el fundamento del bienestar individual y del funcionamiento eficaz de la comunidad.
La salud mental y el bienestar son
fundamentales para nuestra capacidad colectiva e individual de pensar,
manifestar sentimientos, interactuar con los demás, ganar el sustento y
disfrutar de la vida. Sobre esta base se
puede considerar que la promoción, la protección y el restablecimiento de la
salud mental son preocupaciones vitales de las personas, las comunidades y las
sociedades de todo el mundo…” (En cursiva y en negrilla fuera de texto).
La definición anterior es la perfecta
para todos los habitantes de nuestro planeta: estado ideal, vivir sin
preocupaciones, angustias, temores, incertidumbre, ansiedad…pero, la realidad
es otra y más en nosotros como padres de familia de chicos con Autismo.
Somos padres, cuidadores 24/7, con o
sin agenda incluida, solos o acompañados; donde muchas madres y padres, en
situación de solteros, les toca realizar mil malabares por su hijo. Padres de
familia que, en su mayoría en Colombia, son de escasos recursos económicos, con
escasas o nulas oportunidades laborales y/o por falta de capacitación,
experiencia. Muchos padres optan por
realizar labores de tipo independiente.
Súmele a lo anterior, la actual
pandemia del Covid 19, la poca atención integral (Salud, Educación, Laboral,
Vivienda, Recreación, Cultura, entre otros), a nuestra población por parte del
ente estatal. La lucha es diaria,
intensa y en donde muchos cuidadores se cansan, estresan, deprimen y, en el
peor de los casos, con decisiones muy fatales y colectivas; si colectivas,
porque supe de un caso de un cuidador agotado, que tomó la fatal decisión de
quitarse la vida, incluida la de su hijo.
Hasta dónde puede llegar una
depresión mal llevada, ¿y qué culpa tienen nuestros hijos, del caso ?; por
favor, nuestros hijos vinieron a este mundo por nuestra decisión, es nuestra
obligación ofrecerles una buena calidad de vida. Si presenta episodios de depresión, existen
redes de apoyo: profesional, familiar, entre pares, de asociaciones,
organizaciones, ONGs, etc.
No crea que todo lo pueda hacer, pida
ayuda y si es el caso, tómese un tiempo fuera - es decir alejarse por un tiempo
de algunas actividades rutinarias -, con el objetivo de encontrarse a sí mismo,
reflexionar, enfocarse. Algo muy
importante a tener en cuenta: tenga fe, acérquese a su comunidad, congregación
religiosa, a su líder, orientador espiritual. Busque la compañía de su familia,
amigos y conocidos más cercanos, la soledad es mala consejera. El ideal es mantener
en parte la mente ocupada, lea, hagan algún deporte, salir de la casa por
ejemplo al campo , realice juegos de mesa, aprenda un nuevo idioma, un arte
nuevo, si le gusta escribir excelente, es un buen método de desahogo
Trate de realizar lo humanamente
posible por los suyos, déjese orientar, ayudar. Solo el que vive la situación sabe lo que
estoy escribiendo y, por favor, analice lo que escribí, actúe, no soy un
profesional en la materia, soy un padre de familia que vive y ha vivido momentos
muy complejos, y que ha sabido salir avante – en parte lograr cierto grado de
equilibrio- gracias a la Resiliencia.
BIBLIOGRAFIA
Who.int. 2021. Salud mental: fortalecer
nuestra respuesta. [online] Available at: <https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/mental-health-strengthening-our-response>
[Accessed 18 June 2021]
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