Luego, en el primer semestre del año
2002, vi una materia en la universidad que se llamaba Fisiología de la
Postcosecha, era una materia donde se estudiaban las diferentes
materias primas de índole Agroindustrial; hubo un módulo donde se estudiaban
los diferentes tipos de carne, entre ellas las de vacuno (Bovino), y en varias
clases se exponía sobre cómo realizar los diferentes procedimientos, para la
crianza de este tipo de animales. En una
de estas clases, y a partir de 5 más, salió a relucir el nombre de la Dra
Temple Grandin, conocí gran parte de la vida profesional y laboral de
esta gran eminencia, que ha dado grandes aportes en la construcción de establos
en los Estados Unidos.
Como dato curioso, el profesor (Sanin
Ortíz Grisales) que nos daba esta materia, parecía el “profesor chiflado”
- por su aspecto folclórico, pintoresco, grotesco -; era petulante, engreído, con
tremendo vozarrón como si quisiera impartir miedo, terror. Gracias a este personaje conocí a la Dra
Grandin, una de los grandes referentes con Autismo a nivel mundial, no solo
por poseer un Doctorado (PhD), sino por sus grandes aportes a la ciencia animal
y a las personas con Autismo y sus familias en el mundo.
Ya para finales del año 2008, cuando
aproximadamente mi hijo mayor tenía 18 meses, comencé a sospechar que algo
pasaba en él, y era el Autismo. Pero
bueno volvamos al tema del título de este artículo, ¿para mí qué es el Autismo?
Es como la visita no deseada que esperamos y que cuando llega la tratamos con
cierta ironía, rabia y que con el transcurrir del tiempo aprendemos a tratarla,
sobrellevarla y aceptarla. De ella
aprendemos cosas nuevas como la Resiliencia, Empatía, Solidaridad, Mucha
Paciencia, Entereza, Esfuerzo, Trabajo terapéutico e Inclusión Social continua,
Tolerancia, Respeto, Empoderamiento, Impotencia, Desazón, Mucha Frustración,
Enojo, Rabia, Depresión.
Que tema más complicado y enigmático
es este, donde solo el que lo siente debe decidir si lo acepta y no. Aún todo no está escrito, no hay manual que
valga porque el TEA nos lleva a escenarios complejos, retadores y que muchas
veces la ciencia no tiene la respuesta. Son
un mundo diferente, con todo lo positivo y negativo que se pueda pensar, la
tarea está en nosotros los padres y el resto de nuestra familia, asumir la
tarea de capacitarnos, acudir a redes confiables de padres de familia y seguir
las instrucciones de profesionales idóneos y con alta ética en la materia.
Soy un padre “quejetas” cuando veo
vulnerado los derechos fundamentales de mis hijos, de resto trato de ofrecer lo
más humanamente posible, las condiciones para que en medio de los altibajos que
provee el Autismo, puedan obtener una buena Calidad de Vida.
¡ Gracias por Leerme ¡
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