sábado, 13 de mayo de 2017

¿Y nosotros los papás que?


En el diario vivir de una familia con algún ser el algún grado de discapacidad (cognitiva, física, visual, auditiva, múltiple, sordoceguera) es común ver la atención médica, psicológica, terapéutica enfocada principalmente en el ser diagnosticado como ente principal de la intervención. Claro está también hay un enfoque diferencial a nosotros los padres y a la familia como elemento básico de la sociedad.

En el siguiente artículo he querido dar a conocer mi experiencia emocional como papá de dos niños diagnosticados con Autismo:

Al principio como la mayoría de parejas una gran alegría nos abordó al saber que venía un ser en camino a nuestras vidas. Planes para el futuro comienzan a construirse, que ir a los controles prenatales, ecografías, que el baby shower, alistar el maletín para el parto que contendrá la primera muda, pañales, crema antipañalitis, biberones, toallitas, cobijas, pañitos, leche en polvo, etc; un camino lleno de ilusiones, esperanzas, anhelos y sueños comienza a trazarse.

Aquel niño (a) ha llegado y nosotros como papás empezamos a ejercer nuestra tarea, algunos reciben el diagnosticado inmediatamente en el lugar del parto, otros después dependiendo claro esta del tipo discapacidad. En el caso del Autismo a partir de los 12 meses empezamos a observar ciertos atrasos en nuestros hijos comparados con sus pares, esperando a que algún día esos atrasos desaparezcan.

Ya de los 18 a los 24 meses al ver que los atrasos siguen, comienzan una gran preocupación y preguntas sobre las causas de los mismos. Es a esta altura donde comienza una maratón con médicos, psicólogos, terapeutas para conocer una posible respuesta a lo que le sucede a nuestros hijos.

Emocionalmente comenzamos a decaer al no encontrar respuesta ya que desafortunadamente la gran mayoría de los miembros del gremio profesional médico, psicológico, terapeuta interventor no poseen los suficientes conocimientos sobre el Trastorno del Espectro del Autismo (TEA). Para completar parte de las familias, amigos, conocidos y sociedad en general comienzan a criticar sobre el estado de desarrollo de nuestros hijos, comentando que somos padres malcriadores, sobreprotectores, permisivos y que no hacemos nada por el desarrollo de ellos.

Es aquí donde comienza la etapa del Duelo Emocional: hay una Crisis originada desde la misma entrega del diagnóstico o también puede llegar en etapas anteriores, como su nombre lo indica es el mayor golpe emocional porque se conoce una noticia que no esperábamos; posteriormente llega la etapa de Negación es querer no aceptar el diagnóstico que nos dieron, en muchos padres comienza el llanto, la desesperanza; al no querer aceptar la noticia muchos padres y familias se esperanzan en buscar una cura (en el caso del artículo para el Autismo de la cual no existe), buscan charlatanes, ciencias ocultas, falsas terapias donde lo único que encuentran es más desilusión y estafa económica ya que han sido manipulados con la esperanza de ver a su hijo(a) bien.

Luego sigue el Enojo etapa de inmenso dolor porque nos sentimos impotentes ante un gran desafío, es un elemento que no lo queremos en nuestras vidas y ha llegado, elemento retador donde nos evaluará nuestra capacidad de reacción con el fin último de ver a nuestros hijos con una buena o mala calidad de vida. Llega una de las etapas emocionales más duras el cual es La Depresión, situación de inmenso dolor, llanto, apatía; etapa donde coloquialmente en Colombia decimos  hemos tocado fondo, no queremos hacer nada es como si la vida no nos importara pero debemos tener en cuenta que hay unos seres a los cuales de una o de otra forma debemos sacarlos adelante.

Ya con La Aceptación del diagnóstico las cosas emocionalmente mejoran, es el punto de partida para mejorar la vida de nuestros hijos, es la vía a seguir, es la ruta que cada uno de los integrantes del equipo profesional interventor, papás y familia debe seguir para el cumplimiento de las metas trazadas en nuestros hijos. Comienza aquí mucha lectura virtual o tradicional en bibliotecas, charlas con profesionales, formamos parte de grupos de apoyo: padres, profesionales, familias; comienza el verdadero empoderamiento.

Finalmente con la etapa final del Aprendizaje comenzamos a responder preguntas, incógnitas, dudas. Nuestro estado emocional es más estable, ya nos libramos de culpas y en vez de lamentarnos actuamos. Comienza para algunos padres una de las cosas más bonitas que he aprendido como papá de mis hijos : ayudar a otros sin esperar nada a cambio, dar apoyo, consejos, recomendaciones porque nos vemos identificados y nos sentimos en los zapatos de ellos. Somos Resilientes porque aprendemos y salimos adelante de los golpes que nos da la vida.

Finalmente cuando veas algún padre de un ser con alguna discapacidad, no lo mires con pesar, lástima; míralo como alguien que día a día lucha porque su hijo tenga un mejor bienestar, apóyalo en lo que puedas, Gracias.