Sin lugar a dudas uno de los momentos
más complejos emocionalmente para todo padre de familia, es el proceso del
diagnóstico, es buscar una respuesta y por ende aclarar muchas dudas con
respecto a lo que le acontece a nuestro hijo (a). Al escuchar a los
profesionales, demás padres de familia y al leer, muchos padres retrocedemos en
el tiempo y encontramos algunas similitudes.
Comienza la etapa del duelo en nosotros
y al realizar muchos análisis, encontramos la posible causa del Autismo de
nuestro hijo (a) con la correspondiente no recomendable echada de Culpa. ¿Bien
complejo como es el Autismo en sí, como para autoculparnos? Autoestigmatizarnos?
Autoseñalarnos?
La respuesta a lo anterior es un
rotundo No, el ideal es tomar fuerzas, valor, tenacidad, mucha
paciencia, perseverancia, esfuerzo y luchar por el bienestar de ellos con el
fin de ofrecerles una buena calidad de vida. Tenemos que andar con la cabeza en
alto y pensar que detrás de nosotros hay unos seres humanos que piden a gritos
que se les vea con Igualdad de Oportunidades, Equidad, Derechos e Inclusión Social.
No necesitamos ser victimizados,
señalados por parte de algunos profesionales, familiares, amigos, conocidos o
gente del común; un gesto o una palabra empática llena de solidaridad sin
llegar a la misericordia, es más que suficiente.
Se le agradece inmensamente al Dr Leo
Kanner, por dar los primeros esfuerzos para el entendimiento del Autismo (TEA)
en el año de 1943; pero igualmente nefasto, absurdo culpar a los padres de
familia y en especial a las Mamás del trastorno de su hijo (a), con el famoso
título “Madres Nevera”: que es no más y según Kanner
del poco afecto brindado por las madres a su hijo tanto en el embarazo como en
los primeros años de vida.
¿Desde cuándo un profesional de la
Salud o de la Psicología tiene tal potestad sin tener bases de conocimiento
científico?, una cuestión es realizar una hipótesis y otra vivir a diario el
Autismo.
Al pasar los años el Dr Kanner se
retractó de su comentario nada ético y poco responsable, con la publicación en
el año de 1970 del libro: “En defensa de las madres” donde de una
manera más glamorosa trato de disculparse, pero la verdad el daño ya estaba
hecho. Como para variar el pseudopsicólogo Bruno Bettelheim difundía tal
información errónea sin importarle la parte emocional de los padres y familias.
En el año de 1964 y gracias el
Psicólogo (padre de una persona con Autismo) Bernard Rimland, publica el
libro: “Autismo Infantil: El Síndrome y sus Implicaciones para una teoría
neural de la conducta”, donde de una forma muy profesional derrota la
hipótesis de las Madres Nevera.
Es necesario vivir la etapa del duelo
y realizar la búsqueda de una posible causa, pero este proceso debe ser lo mas
corto posible y no eterno porque de por medio esta el inicio de una intervención
de tipo profesional y familiar.
¿Acaso con culparnos aportamos en el
desarrollo de nuestros peques?
Respirar, exhalar y manos a la obra.
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